A mí me gusta llegar los primeros días y preguntrales cómo les ha ido el verano y a ellos les gusta contármelo. Nos reímos, nos preguntamos, nos alegramos de vernos y empezamos a crear esos vínculos que harán que, durante este curso, nos guste estar juntos.
Pero, antes de llegar a este punto, mis alumnos me suelen preguntar el primer día de clase si no les llevo preparada la prueba inicial y no sabéis lo que se sorprenden cuando les digo que no, que la haremos un poquito más adelante, cuando acabemos de charlar, y que no durará una hora sino que durará lo que tenga que durar. Porque ya sabéis mi opinión sobre las Pruebas Iniciales 😉.
Porque no quiero que mis alumnos lleguen pensando en cuán importante es hacer un examen. No quiero quitarles las ganas de aprender, conocer cosas nuevas, expresar lo que sienten y tener ganas de escuchar. Pretendo que tengna ganas de preguntar, proponer y disfrutrar haciendo. Y eso solo se conisgue -bajo mi humilde punto de vista- dándole al examen la importancia que tiene, no haciéndoles creer que valen según la nota del examen que hayan hecho.
Os invito a probar esto: sitúalos en la relaidad, hazles preguntarse cosas, tener curiosidad y ellos mismos te dirán que quieren aprender, que quieren que tú los acompañes y, sin darte cuenta, te estarán dando más de lo que tú les das y no dejarán de sorprenderte cada vez que te digan que quieren hacer más cosas porque DISFRUTAN APRENDIENDO.
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